Mi bebé

Mercedes 230 CE de 1988.

Mi bebé: Mercedes 230 CE de 1988.

¿Crees en el destino? Pienso que nuestras vidas son como trenes, podemos ir más deprisa o más despacio, llegar más lejos o menos; pero es realmente difícil salirse del camino marcado. Hace unos años estaba en Canarias y en el garaje de la casa de mi gran amigo Félix me encontré un coche que me llamó la atención. «Era el coche predilecto de mi tío. Ahora mi tía lo está vendiendo«, me dijo Félix. El cupé estaba junto a una berlina Mercedes, del mismo propietario, que no hacía mucho había fallecido. Un copé siempre atraerá más que una «simple» berlina y a mí me pasó lo mismo. Total, que era viernes y el domingo volvía a la Península, en dos días compré el coche y allí se quedó, en Las Palmas, esperándome. Pasó medio año hasta que al final pude traerme el coche, después de que la viuda pusiese sus cosas en orden. El viaje desde Las Palmas a Cádiz fue inolvidable, estaba nervioso en mi camarote, sabiendo que el cupé dormía en el garaje. ¿Qué tal se portaría de Cádiz a Madrid? Al llegar a puerto vi con horror que había dejado la luz de cortesía encendida. ¡Me había quedado sin batería! Un marinero me dijo que él lo pondría en marcha tirándolo por la rampa, pero, sin batería, la inyección tampoco funcionaba, por lo que no hubo manera. Al final tuvimos que recurrir a los famosos cables. El cupé fue el último coche en salir del barco. No sé si fue por el numerito que monté, pero el caso es que la Guardia Civil me revisó el coche de arriba a abajo. ¡Menuda entrada en la Península!

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